Muchas son las personas que disfrutan durante las vacaciones exponerse al sol, broncearse y ver cómo la piel adquiere un tono más oscuro que les sienta mejor y permite lucir más los modelitos de la época. Pero, normalmente, no son conscientes de los cuidados que deben tomarse, ni de los daños que puede causarnos una exposición duradera.
Para cuidar la piel en el verano debemos tener en cuenta una serie de pautas, como la alimentación o la hidratación, además de utilizar el protector solar correcto y poder evitar, así, un envejecimiento prematuro. Beber mucha agua mantendrá la piel suave e hidratada, además de seguir utilizando las habituales cremas hidratantes. Las bebidas gaseosas, así como el alcohol, deben evitarse, ya que reducirían el agua de nuestro organismo.
En cuanto a la alimentación, se recomienda ingerir alimentos que estimulen la producción del colágeno como sandía o zanahoria, también frutas de la época veraniega, o frutos secos, que aumentan la protección solar sobre la piel.
Exponerse al sol durante las horas de mayor proyección, las del mediodía, es el error que más se comete. Durante la mañana y en las últimas horas de la tarde, es el momento idóneo para poder broncearse, siempre utilizando el protector adecuado, acorde con el tipo de piel de cada uno. Extendiéndolo sobre el cuerpo unos veinte minutos antes de que los rayos del sol impacten contra la piel.
Llevando a cabo estos consejos no solo conseguirás mantener una correcta salud de tu piel, sino que además, se ralentizará el envejecimiento y la aparición de arrugas prematuramente, además de disminuir la aparición de manchas o otras lesiones cutáneas que se forman estimuladas por el exceso sol y que pueden derivar a cáncer de piel.
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